sábado, 30 de abril de 2016

Concurso #MolinosQuijote

Comparto en este segundo post mi relato para el concurso #MolinosQuijote, organizado por la web www.zendalibros.com. Espero que lo disfrutéis.


Capítulo VIII Bis

Del buen reencuentro de el valeroso don Quijote con los molinos de viento, siglos más tarde

Despertaron bien entrada la mañana y no hallaron en la casa a los 3 jóvenes que la noche anterior se toparon en su camino. De las muchas empresas y andanzas que había vivido junto a su señor don Quijote, Sancho todavía dudaba si calificar ésta de aventura o desventura. Se sentía incómodo y abrumado ante el mundo que hace apenas unas horas se había abierto ante ellos, pero ver a su señor tan entusiasmado y lleno de vitalidad como hacía tiempo que no se mostraba, puso paz en su mente.

Mientras abandonaban la hacienda y montaban en pos de los 3 singulares individuos, Sancho no dejaba de observar a don Quijote enfrascado en esa pieza de tecnología moderna que aquella joven – una de los 3 individuos que buscaban - se había dejado olvidada. Parecía disfrutar con ese artefacto como si fuese la mejor novela de caballería que jamás se hubiese escrito. Dejando las miradas de los curiosos y los ruidos de aquella extraña urbe atrás, pusieron rumbo a campo abierto.

La búsqueda resultó infructuosa, sobre todo porque don Quijote seguía abstraído con su nuevo capricho y poca o ninguna atención prestaba al mundo a su alrededor. Quiso la casualidad que se encontraran señor y escudero con treinta o cuarenta molinos, pero muy diferentes de los que Sancho conocía. Estos alzaban su cuerpo blanco y espigado hacia el cielo más allá que cualquier otro molino que Sancha recordara, y sus aspas eran finas y alargadas aunque de aspecto pesado. Sancho dudó si avisar a su señor, temiendo que se repitiera el último encuentro que tuvieron con los molinos de aquella tierra.

Seguía debatiéndose Sancho, cuando el propio don Quijote levantó la mirada y paró de súbito su montura al contemplar a su otrora némesis de nuevo ante él. Antes de que Sancho pudiera reaccionar, don Quijote espoleó al pobre de Rocinante en dirección a los molinos.

— ¡Espere, vuestra merced! – gritó Sancho intentando alcanzarle y evitarle una nueva desgracia a su amo.

Para sorpresa de Sancho, detúvose don Quijote a unos cincuenta metros de los molinos, bajó de su montura y se puso de espaldas a ellos y alargó su brazo derecho sosteniendo el aparato rectangular de la muchacha a la altura de su cara. Se quedó completamente inmóvil, salvo por su dedo pulgar, que rebotaba con soltura sobre la superficie del aparato, mientras don Quijote sonreía y hacía muecas. Extrañado, y temeroso de la lucidez de su señor, Sancho se atrevió a preguntar.

— Mi señor, ¿pero qué es esto que hacéis?

—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las nuevas tecnologías. Esto es un “smartphone”; y con él puedo hacer infinidad de cosas, como hacerme un “selfie” frente a estos molinos, o mandar misivas más rápidamente que cualquier mensajero.
— ¿Esmarfón? – preguntó Sancho, cada vez más extrañado — ¿Selfi? ¿Qué es este idioma ignoto que farfulláis? No parece ni portugués.

— Así es, amigo Sancho Panza. – continuó don Quijote. – Un “selfie”: Un autorretrato de tiempos modernos: inmediato, y sin tener que aguantar horas a un pintor presuntuoso. Tomad, y haceros uno propio.

 — No, gracias, vuestra merced. No vaya a ser que se me lleve el alma ese extraño objeto. – respondió Sancho asomándose a mirar con curiosidad el rostro de su señor y los molinos, plasmados en la superficie de aquel “esmarfón”.

— ¡Sandeces, Sancho! ¡No seas temeroso del siglo XXI!– le espetó don Quijote. Ante su reticencia, decidió continuar. – Atento, ¿veis este pájaro azul? Es Twitter.

— Si apenas se oyen unos pocos gorriones por aquí, mi señor…

— En la pantalla, mendrugo – se ofuscó don Quijote. – Gracias a él puedo compartir mi “selfie” con todos mis “followers”.

— Vuestra merced, yo…

 — Mis seguidores – añadió cortante don Quijote ante la mirada de estupefacción de Sancho ante otro nuevo vocablo.

 — ¿Pero que os sigue alguien más que yo, mi señor? No tenía conocimiento de ello.

 — Y de nada en general, por lo que parece. No sabes nada, Sancho Panza – don Quijote volvió a bajar la mirada hacia su nuevo entretenimiento. – Y ahora, compartimos el “selfie” y le añadimos unos hashtags… — Sancho no se molestó ni en preguntar por este último concepto, mareado ya de tanta innovación. Mientras, su señor aporreaba el aparato con sus dos pulgares. Cuando hubo terminado, le enseñó el resultado final: La cara de don Quijote, los molinos y debajo un texto que rezaba: #LaMancha #Molinos #IngeniosoHidalgo.

— Pero mi señor, no descuidéis vuestra prosa. ¿Dónde queda la sintaxis? – preguntó Sancho buscando un poco de coherencia en este embrollo tecnológico.

— No sufráis, mi fiel escudero. Con suerte, seremos Trending Topic antes de que se ponga el sol.

Mientras continuaban su camino, Sancho no podía evitar pensar que todo parecía más lógico cuando su señor se dedicaba a embestir a los molinos de viento, y no a hacerse “selfis” con ellos.

— Ay…—suspiró para sí Sancho Panza. – A ver si encontramos a estos 3 jóvenes pronto y nos ayudan a volver a casa. ¿De dónde dijeron que venían? ¡Ah, sí, ya recuerdo! Algo así como el Ministerio del Tiempo.

Seguía Sancho Panza pensando en volver a su casa y su época cuando un grito de júbilo de su señor, que se había adelantado varios metros le sacó de su cavilación.

— ¡Sancho! ¡He encontrado a Dulcinea en Tinder!

miércoles, 20 de abril de 2016

1, 2, 3, Probando - Iron Man y Iron Lady

Primera entrada de prueba de este blog para la práctica de Google Analytics y algo de contenido:

Robert Downey Jr, en el papel de Tony Stark (Iron Man) presenta este vídeo promocional de la próxima película de Marvel "Capitán América: Civil War". Aprovechando que el mismísimo Iron Man acudió a París para el preestreno del film, el señor Stark acudió al encuentro de una dama parisina, nada menos que "Iron Lady". Os dejo con el rendez-vous en cuestión: